viernes, 27 de julio de 2007

Aprenduizaje y dislexia

La dislexia es un trastorno del aprendizaje que hace referencia a las dificultades para desarrollar el lenguaje, tanto a nivel hablado como escrito. Las personas que lo padecen tardan más en aprender a leer y a escribir, lo que no quiere decir que tengan un coeficiente intelectual inferior a una persona normal. Lo habitual es que este trastorno se localice en la niñez, aunque también se presenta en adultos. Se calcula que un 5% de la población en edad escolar sufre dislexia en algún grado, aunque no siempre se llega a diagnosticar.

Si no se le presta suficiente atención a un niño disléxico, la posibilidad de fracaso escolar se multiplica, por lo que es muy importante motivarle e influir en su educación de forma activa. Sin embargo, a pesar de que la mayoría de los expertos afirman que se trata de una patología, existe una corriente que asegura que realmente es un don. Es decir, que los disléxicos poseen un talento especial que proporciona a la persona importantes facultades en diferentes campos de la vida.

¿Por qué mi hijo es disléxico?
Las causas directas de este trastorno aún están por descubrir, aunque la tesis más aceptada es la de una disfunción en alguna parte del cerebro que interviene en el proceso de aprendizaje y ejecución de la lectura y la escritura. Además, suele estar acompañada de otros problemas, como la dificultad para orientarse espacial y temporalmente. Asimismo, hay que destacar la importancia del factor hereditario en esta patología. Aunque menos común, existe la posibilidad de adquirir esta deficiencia en la edad adulta, cuando ya se sabe leer y escribir. La principal causa de este cambio es el haber sufrido algún tipo de lesión neurológica.

Existe un primer tipo de dislexia, denominada profunda o fonémica, en la cual se presentan trastornos de tipo semántico, como una dificultad para comprender el significado de las palabras. Un segundo tipo es la dislexia fonológica, que se manifiesta por problemas en la lectura. Asociada a esta, se habla de una dislexia superficial, que sólo se hace patente cuando los niños tienen problemas para leer o pronunciar palabras muy largas o complicadas.

La mayor parte de estos trastornos se diagnostican durante el aprendizaje del infante. Son las llamadas dislexias evolutivas, y los síntomas que normalmente se presentan, son inversión en la escritura y en la lectura, la adhesión u omisión de letras o las repeticiones y vacilaciones a la hora de leer o hablar. Lo normal es que estas mermas desaparezcan a medida que avanza el aprendizaje mediante una táctica especial, pero si no mejora, se habla de dislexia madurativa, que suele ser señal de algún tipo de deficiencia mental. Aunque menos común, existe una dislexia adquirida que aparece como fruto de alguna lesión craneal que haya afectado al área del cerebro encargada del lenguaje.

Psicología infantil en Salud y Hogar

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