jueves, 20 de septiembre de 2007

Alergias alimenticias en los niños

Comer es un placer pero, ¿qué pasa cuándo ciertos alimentos no nos sientan especialmente bien? Existen alergias de mucho tipo y dentro de la cocina también las hay. Tener alergia a algún alimento o a un conjunto de los mismos es una problema que afecta en mayor porcentaje a los niños que a los adultos. Concretamente las alergias alimenticias infantiles representan, hasta los 6 años de edad, un 8% del total, mientras que las personas adultas rozan de lejos el 2%.

Las precauciones son pocas a la hora de dar de comer a un niño pequeño, ya que podemos suministrarle alguna comida que nunca haya probado y resultar fatal para su salud, con lo que la capacidad de reacción de la que tenemos que hacer gala es fundamental para evitar males mayores. Desde los primeros días de vida como lactante, el organismo del niño es capaz de mostrarse reacio, es por eso que el cuidado debe ser extremo.

Para toda la vida
Si bien la intolerancia a ciertos alimentos puede ser superada, la mayoría de los productos que provocan reacción una vez, lo seguirán haciendo para el resto de la vida del niño. Cuando tiene lugar una reacción de sensibilidad hacia cierto componente alimenticio, es entonces cuando hablamos de alergia. Es el sistema inmune de los niños el que rechaza ese elemento.

El abanico de síntomas es amplio y puede ir de la simple hinchazón en la lengua hasta la muerte. Entre las reacciones más leves en niños pequeños, encontramos la urticaria, el eccema, vómitos y diarrea. Según se incrementa la gravedad de los síntomas, pueden darse casos de asma, dolencias oculares y nasales. Debemos estar preparados ante cualquier emergencia con objeto de actuar con rapidez puesto que, en el peor de los casos, el niño puede sufrir un shock alérgico o anafilaxis, un colapso que puede acabar con la vida del pequeño.

Alimentos ante los que debes ser cuidadoso
La incidencia de los alérgenos alimenticios está presente en unos platos más que otros. Son los manjares con alto contenido proteínico los que más problemas suelen presentar. El primer lugar de la pirámide de los alérgenos por ingestión está la leche de vaca, un producto que provoca alergia en dos de cada centenar de niños. Sin embargo, la gravedad de esta intolerancia se supera con el paso del tiempo. Generalmente, al llegar a los cuatro años de edad, esta alergia desaparece en un 95% de los casos.

El huevo es otro de los alimentos hacia los que existe mayor propensión a la alergia, con un 35% de los casos; en concreto, la clara del mismo. Después de los tres años, el riesgo más peligroso lo representa el cacahuete, una leguminosa de consecuencias fatales si no se toman medidas a tiempo. Dentro de la familia de lo que, podríamos denominar frutos secos, le siguen al cacahuete por orden descendiente de potencia alérgena, las nueces y las avellanas.

Los pescados también resultan problemáticos aunque en menor medida. Se aconseja prestar atención especialmente a la administración de diversos tipos de marisco. Por otro lado, las conocidas alergias de reacción cruzada, es decir, cuando un producto provoca reacciones de hipersensibilidad al estar mezclado con otro, representan un aspecto a tener muy en cuenta. Lo mejor es acudir al pediatra para que nos detalle una lista, pero algunos ejemplos de estas combinaciones son tomate y arroz, o la leche de vaca con carne.

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